Cuando la enfermedad nos atacó, yo apenas comenzaba a
entender que era lo bueno y lo malo. Recuerdo que en esos días, solía jugar por
horas, escapándome de la realidad. Por supuesto, ¿qué podía entender yo de los
cranks, aquella gente enferma afectada por la llamarada?
Mi mente divagaba a correr por los pasillos, fingiendo ser
un caballero o a viajar por el espacio. A soñar que un día manejaría un tráiler
de dimensiones extravagantes y conocería el mundo a través de él, como en los
programas que solían ver mis padres durante las noches, donde hablaban también
de gente que se volvía loca, no sólo en la ciudad, sino en todo el mundo.
Apenas lo recuerdo y aún así, siento escalofríos. Son
recuerdos que nunca se evaporan, a pesar de que uno desea bloquearlos…
Sí, la noche cuando perdí a mis padres y casi me pierdo yo.
Estaba en mi habitación, durmiendo. De repente, desperté. No
sé si fue por inercia, o porque escuché algo. Lo único que se me ocurrió, fue
levantarme y guiarme por los sonidos de alguien caminando por el pasillo.
- - ¿Quién anda ahí?- pregunté atemorizado,
esperando que fuera mi mamá o mi papá.
- - ¡No puedes engañarte!¡Estás enferma! ¡DEBO
ALEJAR AL NIÑO DE TI!- gritaba una voz masculina, casi desquiciada.
- - ¡No puedes arrebatarme a mi hijo! ¡Al que salió
de mis entrañas!
- - ¿Mamá?- pregunté, aunque el temor me invadía.
Quien
era mi mamá volteó. La habitación comenzó a darme vueltas al descubrir que
estaba en una posición encorvada, nada
alentadora.
- - ¡Ella ya no es tu madre! ¡Aléjate de ella!
- - Mi cielo, no le hagas caso- dijo mi madre casi considerada,
volteando.
Su
mirada, en lugar de hacerme sentir protegido, causó que todo me temblara. Algo
me decía que me alejara de aquella cara descompuesta por un enojo (¿o era
desesperación?), pero por otro lado, el cuerpo no parecía responderme.
- - ¿Mamá?- volví a preguntar, esta vez con terror.
- - ¡Sí, soy yo! ¡Y jamás, jamás te haría daño!
- - ¡Aléjate del niño!- gritaba mi padre mientras se
acercaba a nosotros.
Mi madre se volteó y golpeó a mi padre con
una fuerza brutal que ahora que lo pienso, era extraña para una mujer de su
condición. Pero logró aventarlo hacia la pared, de donde se quedó una mancha
oscura de sangre.
- - ¡NOOOOO!- grité al tiempo que escuchaba una risa
histérica provenir de ella.
Después
todo se volvió oscuridad, donde el único sonido era esa risa histérica capaz de
causar escalofríos en la lejanía. Mis pies de alguna manera los sentí que volaban, mientras intentaba
recuperarme de lo que acababa de ver.
Cuando
desperté del trance, me hallaba en la calle, solo y llorando. Sólo años después
supe que mi madre había sido infectada con la llamarada y ya nada podía hacerse
cuando mató a mi padre. Supongo que por eso, cuando los integrantes de CRUEL me
encontraron, decidí unirme a su proyecto.
Lo que vi a la edad de cinco años, no se lo
deseo a nadie. Por eso, es que no puedo permitir que Thomas y Minho me vean
así… Prefiero morir antes que la enfermedad me consuma por completo.
¡CRUEL
SABÍA QUE YO NO ERA MUNI!
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