domingo, 4 de agosto de 2013

Trocitos de mi corazón cristalizado



Me gustaría que supieras. Y también quisiera que sepas que mi intención nunca fue hacerte daño. Pero cuando ya se tiene un cristal enterrado, muchas veces dañamos sin querer.
¿Recuerdas qué te conté de los cristales? No, no lo recuerdas, porque nunca te lo dije. No te platiqué que cuando me conociste y creíste descubrirme, yo ya tenía un corazón roto. Un corazón roto que se quebró antes de ser entregado. Porque el dolor que traía (y tengo) no lo verás... No creo que lo entiendas. No creo que entiendas que se siente ser rechazado antes de entregarte o que descubras que nadie quiere meterse a tu corazón por miedo a pincharse con los cristales que podría provocar.
Supongo que por eso comencé a creer en ti. Parecías tan convencido y tan deseoso de hundirte conmigo que no pude medirme porque un corazón cristalizado y a punto de tirar trocitos se emociona con el primero que le otorga calor. Sí, pensé en darte esos cristales para que me repararas el corazón, aun sabiendo que podía dañarte con ellos.
Te dije que esto nos llevaría a la destrucción. Te intenté decir que mis cristales serían capaces de perforar tu corazón ya lastimado, pero no pareció importarte, haciéndome creer que hacíamos un pacto: el pacto de enterrarnos los cristales de cada quien y unirnos con ellos.
Insististe en no querer alejarte, en querer sentir las mariposas que te reviví y yo... Yo tonta porque imaginé que era lo correcto, hacerte revolotear las mariposas para yo sentirlas nuevamente y no hacerle caso a ese cristal que poco a poco nos iba uniendo en dolor.
 Y así, insistí, insistí en sentirte más, para envolverte en un secreto...
Porque no lo sabes ¿Verdad?
Colecciono secretos y quería volverte uno...
Para luego inmortalizarte en papel.
Tal vez no lo creas de cierto y tal vez nunca te hagas la idea. Pero enamorarse de una escritora puede ser tan dañino como placentero. Tal vez no lo sepas nunca... tal vez...
pero una vez que decidiste entrar a mi vida, decidí retenerte e inmortalizarte en papel. ¿Has escuchado esa pequeña cita de quién sabe que texto (de esos que pululan en el face día y noche) que si un escritor se enamora de ti nunca morirás? Pues es cierto... Me enamoraste y me atrapaste. Y aunque ahora quieras deshacerte de mi cristal, aquel que nos unió en mariposas que estallaban en fuego, debes saber que te tengo presente, que te escribiré de ahora en adelante, que serás parte de mis historias, de mis amores platónicos hechos héroes de papel.
Te escribí pequeños poemas que no sé si te enseñaré algún día, reteniendo nuestras emociones y sensaciones. Aquellos abrazos donde sentía que nacían flores que nos enlazaban, mientras me perdía en tu aroma amaderado, de aquellos perfumes que me vuelven loca, loca...
Quería retener esas noches chispeantes, esas lágrimas de hielo y las estrellas que nos vieron arrojarnos al fuego que no pudimos retener, creyendo que las mariposas engañosas que envolvían nuestros cristales nos repondrían, pero al final sólo nos comieron y se quemaron con ese fuego por no contener a esas estúpidas que te hacen creer que todo estará bien.
Pero no te preocupes. Ya no quiero hacerte más daño. Quitaré mi cristal lentamente de ti y espero que tú también quites el tuyo lentamente. Porque me estoy trozando, me estoy trozando como no tienes idea al ver como te alejas. Al ver como niegas lo que pasó.
Sin embargo, tú no sabes que yo quería sentir algo así. Me dijeron que el amor era dolor y yo nunca había experimentado ese dolor. ¡Quería sentirlo! ¡Quería que partieran mi corazón después de entregarlo, aun cuando ya estaba partido cuando te lo di! ¡Quería  trozarme para saber la verdad! ¡Trozarme así de que me costará creerlo y te me cruzaste, me dijiste que no harías nada que me dañara y yo insistí para que me lo trozaras!
Pero esto nunca lo sabrás porque sé que te dolerá saberlo y no quiero partirte más de lo que ya hice, no quiero lastimarte con los cristales que ya tenía y los que has provocado.
Espero que realmente algún día me entiendas...porque hay cosas del corazón que la razón no entiende y estas cosas sólo se comprenden con el tiempo. Cuando recordamos lo que ya no está.

No hay comentarios:

Publicar un comentario