Desde que era una niña, siempre tuve una fascinación por las historias del rey Arturo y su mesa redonda. Y aunque quisiera recordar de donde viene esa fascinación, lo cierto es que no logro recordar. El mito de la espada en la piedra hasta las aventuras de Merlín y las trampas de la reina Morgana están muy arraigadas desde que tengo memoria.
Y bueno, como toda fascinación, siempre me ha dado por saber más, coleccionar otras cosas y como el mito del rey Arturo está plagado de libros, es obvio que me he puesto a buscar todo lo que se haya escrito sobre él...o su mayoría.
Y en esta ocasión lei un libro bastante intenso que se llama Camelot.
Muchas de las cosas que venían relatadas yo ya las había leído en algunos otros libros o visto en algunas otras películas, sin embargo, a pesar de que como el mismo autor lo dice, al ser un libro que muestra su versión de los hechos, está tan bien redactado que de inmediato me sumergí a ese mundo de Camelot, donde claramente podías sentirte dentro de la historia y acompañar a los caballeros de la mesa redonda en cada una de sus aventuras. Tenía mucho tiempo que no me sentía como si fuera uno de los personajes y muchos menos lloraba como niña en ciertos pasajes.
Lancelot me conquistó por millonésima vez y estoy segura que soñé con él más de una vez. Su amor por la reina Ginebra me hizo rabiar, llorar y suspirar por todo lo que le pasaba. Hasta llegué a pensar en que cruel por no aceptar a Elaine, una mujer que siempre estuvo enamorada de él, pero también comprendí que a veces, por más que uno luche por alguien, si aquel no siente algo tal vez jamás lo llegue a sentir (y puede que hasta llegue a despreciarte). Aunque el amor es terco y en ocasiones no nos deja ver muchas cosas.
Y para no perder la costumbre escribí algunas odas a Lancelot que van algo así:
Oh, Lancelot que deseas encontrar el milagro
¿No te das cuenta que el milagro es tu amor por Ginebra?
Porque sólo le fuiste leal y fiel a ella pudiste curar a aquel desangrado.
Estas son mis aventuras a Camelot, a donde regresaré seguramente más de una vez, pues fue un libro que me agradó bastante.
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