sábado, 9 de agosto de 2014

¡No le tengas miedo a los clásicos!

En una ocasión me puse a discutir con una amiga que los adolescentes normalmente le temen a la literatura clásica y prefieren irse por otras cosas antes que agarrar un libro de siglos pasados o de autores premio nobeles. Lo curioso en esta discusión fue que la literatura juvenil, si bien ha abierto la pauta para que los jóvenes se acerquen a la lectura, algunos de los que han estudiado Letras consideran que mucha de aquella literatura es mal llamada "basura" o "desechable".
En cierto punto estoy en desacuerdo, pero hace algunos años me puse a leer literatura juvenil como loca y me decepcioné de muchos libros, porque casi todos parecían seguir una receta y me volví a los clásicos para recuperarme de esa resaca. No voy a negar que ahora, en cuanto a literatura juvenil me he vuelto más selectiva.
Pero este no es el punto, sino que considero que dentro de los clásicos bien puede haber libros que de adolescentes nos pueden caer muy bien, en especial porque conocemos costumbres de otras épocas y como pensaban los jovencitos de aquellos tiempos. Además, también hay viajes en el tiempo, magia, cuentos de vampiros, brujas y encantados. Y tocando el tema de que todo se sigue contando, podríamos descubrir ciertas raíces de algunas novelas juveniles en los clásicos.
Cuando iba en la preparatoria, apenas comenzaba la oleada de literatura juvenil y en las librerías incluso estaba revuelta con los denominados clásicos, entonces muchas de las veces, para buscar un libro, tenía que leer las sinopsis tanto de juveniles como clásicos sin distinguir cual es cual. Fue hasta que leía estos libros cuando sabía que pertenecían a otra época.
Me emocionaban muchos de ellos,en especial porque describían épocas diferentes y me imaginaba todo a pesar de que había una narración escrita con palabras menos modernas a nuestro lenguaje. Pero la historia estaba ahí, cautivando a pesar de los siglos (o año en que habían sido escritas), además que siempre estaban acompañados de reflexiones, ya fueran con ciertas frases o entre líneas, que me hacían reflexionar varias cosas, especialmente en relación con la naturaleza humana o porque cuestionaban a la sociedad de su época, al cual a pesar de los años, parecía que seguía criticando este mismo siglo, como si algunas cosas nunca parecieran cambiar.
Esa es precisamente la magia de los clásicos y no, claro que no vienen con palabras aburridas, al contrario, tienen un toque especial que hacen que no pares de leer y continúes. Ya sea porque quieres saber en que acaba la historia, porque te encariñaste con un personaje y deseas saber cómo le va, porque te atrae la época en que fue escrita, etc, siempre tienen un toque.
Sé que en ocasiones nos aterroriza pensar "Dios, este libro va a estar pesado" por lo que luego nos cuentan o creemos que está lleno de palabras raras, pero es mejor dejar de lado un prejuicio y si tienes la curiosidad de leer algunos clásicos, aquí unos tips para que su lectura se te haga más amena:
1.  Es preciso que encuentres un lugar bastante cómodo y silencioso para leer, donde nadie te interrumpa. Podrías hacerle como dice Italo Calvino en "Si en una noche de invierno un viajero...", encerrarte y advertir que leerás un clásico para que nadie (o nada) te distraiga.
2. No te preocupes si de repente ya no pudiste seguir el libro, suele pasar. Yo a veces dejaba pasar uno o dos años para volverlo a continuar (o empezar) y entonces ya lo disfrutaba, pues parecía que a la primera no era el tiempo (también me ha pasado con libros juveniles). No obstante, si eres de los que no les gusta dejar el libro, puedes leer 10 páginas diarias, verás que así no lo sientes tan pesado y en cualquier momento podrás encontrar el clímax que causará que te enganches en la lectura.
3. En ocasiones, en este tipo de lecturas se precisa del diccionario, pero en veces esto nos distrae mucho de la lectura, así que lo recomendable es primero seguir leyendo y si una palabra salta a nuestra vista, enfócate primero en el contexto de lo que te estaban relatando y lo más seguro es que la entiendas. Sin embargo, si de verdad sientes que no entiendes de que se trata, entonces sí, corre por el diccionario (ahora ya hay aplicaciones muy buenas para que las tengas en el celular).


4. Si eres de los que acostumbra a leer con música, lo recomendable es que la escuches bajita, pues en ocasiones hay veces en que nos ponemos a reflexionar y sé que uno termina tareareando la canción en lugar de seguir leyendo lo que pasa. Y si sientes que te distrae demasiado, apágala, no pasa nada. A veces es mejor leer en silencio.
5. Si sientes que te estás distrayendo mucho mientras lees y estás releyendo muchas veces un párrafo, es mejor que no te detengas tanto o abandones la lectura. En la primera instancia, te insto a continuar leyendo, pues en ocasiones esto causa que nuestra retención sea menor. Lo recomendable es seguir con la lectura, así estemos pensando en un montón de cosas. Cuando te entras de lleno al a historia, si tienes la necesidad de regresarte para saber que leías, puedes hacerlo. En cambio, si de verdad sientes que nada más no te concentras, lo mejor es cerrar el libro y empezar otra actividad, para retomarlo unas horas después o al otro día.
6. También se vale gritar, llorar, blasfemar contra los personajes, o reír con ciertas actitudes o acciones, pues los clásicos también tienen mucho para causar el efecto catártico.
7. NO LEAS EN VOZ ALTA. Aunque esto aplica para todo tipo de lecturas, lo cierto es que me ha pasado más con los clásicos para, según yo, concentrarme. Pero en ocasiones esto causa que le ponga menos antención al estar escuchando mi propia voz. A menos que sea poesía,  no es recomendable leer en voz alta.

Y bueno, estos son algunos tips para que disfrutes y te embarques en un clásico, el cual puedes acompañar de café , chocolate o galletas. ¡Ah! Y no olvides una libretita de notas, te aseguro que  la necesitarás, en especial para anotar frases tan certeras que pueden ayudarte después ;)
Por último, no me queda más que decirte que en como todo, no te presiones de que debas leer algún clásico, sino que los leas cuando tengas la necesidad de hacerlo o uno de ellos te llame desde la estantería de una librería o desde un librero. Lee la sinopsis primero y déjate cautivar...


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